5 estrategias para que vuelva a enamorarse de mí

Capítulo 119



Capítulo 119 

Él estaba abofeteándose el mierno y orando amaras con la nariz chorando sin parar Pars & Is Traición de eu esposa enfermedad terminal Diez aflent Y ni 

siquiera los niños piisin suyos, de habia toto al komo trabajando durante una década, para darse cuenta de que todo habis sido en vano Si se da se lanzaba al vacio, merita sin saber que habis trabajado en vano para otros 100 arrepentimiento al que hubiera tenido Si tan solo hubiera escuchado al gerente el dia anterior y hubiera ido en busca de un subsidio por enfermedad grave, podria haber dejado algo para el retiro de sus padies 

Pero en ese momento, después del escándalo, ni siquiera podia mirar a la cara al gerente Delante de él, habia una tarjeta de crédito que Soraya le había dado, dentro habia 100 mil pesos diciendo que era para sus padres. Nunca imaginó que esa mujer le daria dinero y eso lo hacia sentirse aún más avergonzado. 

¿Por que tuvo que hacerme esto?“, no podia entender por qué su esposa lo habia traicionado. Si ya no lo amaba, ¿por qué engañarlo durante tantos años? 

Los policías se miraban entre si, confundidos: “Esto es 

El policia que lideraba se acercó y, agachándose a su lado, le dio una palmada en el hombro: Amigo, uno solo tiene una vida. Aunque te queden pocos dias, debes vivirlos bien. Vuelve a casa, tus padres te están esperando. Tu jefe es una buena persona, te ha dado 200 mil pesos para ayudarte. Aunque no cure tu enfermedad, es un respaldo para tus padres en sus últimos años. Tienes suerte con encontrarte con un jefe asi de bueno“. 

Soraya ya habia desaparecido cuando llegó la policia, se había deslizado fácilmente desde el último piso hasta el primero por los andamios. Al aterrizar, estaba a punto de huir. Pero al girar, vio a Cristián, sentado en su silla de ruedas, mirandola con una expresión sombría. 

Ella se alarmó interamente, ¿cómo iba a explicarlo? Intentando desviar el tema, le dijo con una risa forzada: ¡Qué coincidencia, amor! ¡Tú también estás aqui! Yo, yo te segui ayer sin que lo supieras. Hoy temprano te segul hasta la obra“. 

Cristian, por supuesto, sabia que ella había estado alli desde el dia anterior al igual que él. Sin preguntarle por qué, le preguntó con frialdad: “¿Desde cuando aprendiste a moverte con tal agilidad?“. 

Aunque ya sabia que ella era habil. Pero ver con sus propios ojos cómo ella bajaba con facilidad de un andamio de varios pisos de altura le dejó sin aliento. Esa habilidad, ni él con sus piemas sanas se atreveria a arriesgarse. Y esa mujer, ¿qué más sería capaz de hacer que él aún no había descubierto? Si no fuera por el dron que captó esa escena, casi no lo creia. Ella, como El Hombre Araña, agarrándose de los tubos, habia bajado a una velocidad impresionante. Solo de ver el video se le erizaba la piel. 

Soraya giró los ojos y fingió ignorancia: “Jeje, ¿moverme con agilidad? No soy un pájaro para volar. Bajé agarrándorne de los tubos desde el segundo piso. Con un poco de cuidado, no hay problema. Amor, ¿viniste a Florisol porque sabias que habría problemas en la obra?“. 

Capitulo 119 

Cristián la miro con una mirada gélida mientras ella mentia descaradamente; le dijo de manera enigmatica: “¿Crees que soy adivino?” 

No sabia que habria problemas en la obra? Pero estaba claro que había venido por eso, Soraya empezó a dudar ¿Será que pensé de más? 

Cristián, sin prestar atención a sus pensamientos, se fue de la obra con ayuda de su guardaespaldas El trabajador que habia pensado saltar, consolidado, siguió a la policía hacia abajo y se arrodillo frente al gerente: “Lo siento, me equivoqué. He causado problemas a la empresa… Gracias por no tenerme rencor, por perdonar mi estupidez y por darme apoyo financiero, se los agradezco mucho“. This belongs to NôvelDrama.Org.

El gerente lo levantó, señalando el auto de Cristián que se alejaba: “Al que debes agradecer no soy yo, sino al jefe” 

El jefe habia decidido ayudarlo al verlo finalmente arrepentido y compadeciéndose de su situación lo ayudó. Si hubiera sido otro jefe, con lo que hizo ese día, ni las gracias le habrían 

dado. 

El trabajador, sin haber visto nunca a Cristián, solo pudo agradecer inclinándose hacia el auto que se alejaba 


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